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Cambiar las reglas para preservar la vida: apuesta de Latindadd frente a la pandemia del Covid19

By 2 junio, 2020No Comments

Una Nueva Agenda Económico-Social. Campo de disputa abierto entre las élites del poder económico y los pueblos.

¿Ante qué estamos?

Estamos ante una crisis profunda y global que cuestiona la sostenibilidad de la vida, las formas de relacionamiento económico y los fundamentos mismos de la civilización predominante en Occidente. Un solo hecho global ha logrado amenazar los campos políticos, económicos, sociales, culturales, ambientales, psíquicos y biológicos de la experiencia humana en todo el planeta.

En el ámbito económico, se trata de la crisis más profunda que afronta la economía mundial, en décadas. La crisis reciente del 2008, incluso la gran depresión de 1929, o la larga depresión de 1872, no se acercan al alcance y profundidad de la que se ha desencadenado en 2020. En el campo de la salud y el sistema sanitario, la pandemia ocasiona millones de contagiados y muertes, desestructurando la sociedad a nivel global debido a las medidas de aislamiento. Las cuarentenas en la mayoría de territorios acentúa la pauperización de extensos sectores de la población.

Antes del brusco descenso de los precios del petróleo y de la expansión mundial del nuevo coronavirus, ya había fuertes síntomas de debilitamiento de la actividad industrial, bajo crecimiento, excesivo endeudamiento, excesos en la concentración y especulación financiera y brechas cada vez más grandes de desigualdad con sus consecuencias en la crisis migratoria, la pobreza, el aumento de inestabilidad política y la fractura de la arquitectura económica y financiera internacional.

En la mayor parte del mundo se habían impuesto las políticas neoliberales, que fomentaron la disminución en el papel del Estado, la creencia en el poder autoregulador del mercado, la confianza en que el fortalecimiento del sector bancario y financiero irrigaría recursos a toda la sociedad y que los servicios tales como salud, educación, vivienda, cuidado del medio ambiente entre otros se prestarían mejor si los guiaba el ánimo de lucro. Sin embargo, eso se tradujo en que la clase trabajadora, las capas medias, las mujeres, la población LGTBIQ+, las etnias y la población pobre y discriminada en general sostienen aún más los privilegios de las élites. La gravedad de la pandemia hace que estos sectores en la base de la pirámide social sean los más afectados.

El resultado no pudo ser peor y lo evidencia el estallido de la catástrofe sanitaria por el nuevo coronavirus, y la incapacidad de los países de atender las necesidades de la población, su salud, su empleo y garantizar la satisfacción de sus necesidades básicas. La destrucción de naturaleza y el fomento del consumismo irracional de sectores minoritarios expresan el fracaso del neoliberalismo que no pudo siquiera dar estabilidad al funcionamiento de su propio sistema económico y cuyos fundamentos han degradado las formas de vida, las relaciones en la sociedad y con la naturaleza. Con esta crisis se precariza aún más la vida de la mayoría, afectando las múltiples intersecciones de desigualdades: étnicas, de género, de clase, culturales, etarias, etc.

¿Qué se juega a nivel global?

El papel hegemónico de Estados Unidos, que tanto se esfuerza Donald Trump en preservar, está en cuestión tanto por sus aventuras fallidas en el exterior, como por el impacto de la unión de la crisis sanitaria con la crisis económica, expresada en niveles de desempleo nunca vistos. Europa está debilitada, fraccionada y sin iniciativa. Mientras que está surgiendo otro polo hegemónico, encarnado en el proyecto de los BRICS, liderado económicamente por China y militarmente por Rusia. Este polo ejerce enorme influencia en las zonas de Asia que se han convertido en el epicentro de la economía mundial sin renunciar a la planificación económica, la fortaleza del Estado, la promoción de energías limpias, la industrialización y la autosuficiencia alimentaria. Los países que practican estas políticas han tenido más éxitos en la lucha contra la pandemia y son menos afectados por la crisis económica mundial.

Desde dónde menos se esperaba, se ha demostrado la ineficacia y perjuicio de las políticas privatizadoras del Estado, en casi la totalidad de los países del mundo donde se aplican. Estas políticas ya no pueden seguir siendo la vía de organización de la producción y reproducción económica. Es momento de romper con esas reglas, a fin de que el post coronavirus no genere una hambruna generalizada y la bancarrota fiscal en especial de los países del sur global.

La crisis ha puesto en jaque la globalización financiera, las cadenas de suministros controladas por las grandes corporaciones, la arquitectura financiera al servicio de los poderosos, y el esfuerzo de las entidades económicas multilaterales de imponer el modelo neoliberal a todo el planeta. Esta crisis ha mostrado la necesidad de una industria y agricultura al servicio de la población, que satisfaga las necesidades locales y nacionales y sea sostenible social y ambientalmente, bajo la coordinación de Estados democráticos para prevenir calamidades sanitarias, sociales y ambientales.

Los pueblos de América Latina

América Latina se encuentra en una encrucijada, con mecanismos de integración debilitados o destruidos, sin cadenas de suministros regionales, concentrada en la producción de bienes primarios, acosada por la pretensión estadounidense de supeditarla a sus planes globales y con una importante regresión hacia el autoritarismo. Muy pocos gobiernos mantienen con dificultades, la bandera de la soberanía nacional y el derecho a adelantar modelos de desarrollo propios.

El movimiento social se encuentra debilitado y desarticulado a pesar de que en los años recientes ha habido importantes movilizaciones en varios países. Para que de la crisis surjan alternativas democráticas es necesario potenciar el papel de las fuerzas alternativas, encontrar los puntos de identidad entre quienes levantan banderas locales, sectoriales o temáticas, sobre la base de comprender que el estado de cosas actual no es sostenible ni justo y que se requiere una economía al servicio de las personas, el respeto a la construcción de distintos modelos de desarrollo, en los cuales el Estado con estructura democrática vele por la paz, la diversificación de la producción y de las fuentes de energía, la soberanía alimentaria, la conservación de la naturaleza, combata la discriminación particularmente de las mujeres y las comunidades indígenas e impida, con una fuerte participación de la sociedad que prevalezca el afán de lucro de los que fueron los beneficiados por las políticas neoliberales. La economía de lo fundamental por encima del lucro corporativo. La promoción de la economía del cuidado y el combate a las expresiones del patriarcado y del extractivismo.

Necesitamos construir un contrapoder frente al bloque de las élites económicas, derrotarlas en su intento por hacer que el costo del nuevo coronavirus sea asumido por los pueblos de América Latina.

¿Cómo nos posicionamos?

Las personas y organizaciones que formamos parte de Latindadd somos conscientes de la necesidad de tomar medidas urgentes para el corto, mediano y largo plazo, y en tal sentido observamos las decisiones de los diversos países de la región bajo la óptica de nuestras banderas históricas sobre deuda ilegítima, justicia fiscal, oposición a los TLC, y a la desregulación de la economía, y por la supremacía de los derechos humanos y de la naturaleza sobre los grandes inversionistas. Estas consignas se mantienen vigentes, sin embargo, somos conscientes también de que no bastan como respuesta a la magnitud de la crisis del Covid19.

Este periodo de crisis y reajuste puede durar por lo menos dos años, en los cuales se producirán transformaciones geopolíticas, de políticas públicas, económicas, financieras, en la organización social, de orden cultural y en la relación ser humano – naturaleza. Lógicamente ello conllevará cambios y transformaciones personales y colectivas. Quien no cambia, desaparecerá.

Nuestro programa:

Nuevas Reglas Económicas, Justicia Social y Democratización

La pandemia ha abierto un campo de disputa y debemos impulsar medidas a nivel político programático para enfrentar la emergencia, determinar las fuentes de financiamiento de los Estados durante el periodo crítico, y encarar el proceso de recuperación, es decir el corto plazo con mirada de largo plazo.

Nuestra misión es promover la justicia económica y social, fortaleciéndonos en articulación con otras diversas organizaciones como sujetos políticos. En tal sentido llamamos a nuestras organizaciones y aliadas a considerar los siguientes temas en una agenda continental económica:

1. Nueva arquitectura financiera internacional más equitativa y principalmente de carácter regional basada en la solidaridad y la cooperación entre países, el trato diferencial y los subsidios a los países menos desarrollados y los sectores vulnerables.

  • Emisión de moneda. Nuestros Bancos Centrales necesitarían emitir moneda para hacer frente a la crisis sin generar deuda para los gobiernos. En este sentido la propuesta de una emisión extraordinaria de Derechos Especiales de Giro a nivel mundial sería de gran ayuda porque representa dinero inmediato sin que signifique pago de servicios de deuda.
  • Anulación de la deuda. Tanto los pagos principales, así como los intereses y cargos sobre la deuda externa soberana que tengan vencimiento en 2020 y 2021 deben anularse permanentemente, y no acumularse para el futuro. La anulación de los pagos de la deuda es la forma inmediata de mantener el dinero en los países y liberar recursos para hacer frente a las urgentes crisis sanitarias, sociales y económicas resultantes de la pandemia mundial de Covid-19. Mayor espacio fiscal generado de la moratoria de las deudas multilaterales, bilaterales y reestructuración de la deuda soberana.
  • Uso de Reservas Internacionales para un proceso de redistribución en la emergencia (ayudas temporales).
  • Financiamiento no reembolsable o altamente concesional para atender la emergencia promovido por las instituciones financieras multilaterales.
  • Medidas monetarias que faciliten la liquidez y el intercambio comercial, protegiendo la producción nacional. Defensa del empleo y protección de la clase trabajadora. Promoción de la seguridad y soberanía alimentaria.

2. Nueva estructura fiscal basada en impuestos progresivos, eliminación de beneficios injustificados y excesivos, apoyo al desarrollo productivo y al bienestar social.

  • Impuesto a la riqueza y las grandes fortunas. Es la hora de gravar el gran patrimonio para constituir un fondo para emergencias sanitarias, y contar con más recursos tributarios para el periodo pos pandemia. Esta medida necesita ser acompañada de políticas de transparencia financiera.
  • Eliminar los privilegios fiscales a las corporaciones privadas. Se trata de lograr Justicia Fiscal como herramienta de igualdad.
  • Combate a la evasión, elusión y fraude tributario corporativo, y eliminación de las guaridas fiscales, la estructura de opacidad offshore y el secreto bancario y fiscal.
  • Redireccionamiento del Gasto Público en horizonte de atención a la salubridad y el hambre. El neoliberalismo ha hecho estragos en los sistemas sanitarios y de servicios básicos de gran parte de los países de la región. Es momento de dirigir una gran cantidad de inversión pública a la seguridad social universal, la salud pública universal, programas de vivienda y a la seguridad alimentaria priorizando al sector agrícola para el mercado interno.

3. Renta Básica Universal: salarios y pensiones universales.

4. Sistemas Nacionales de Cuidados. Se necesita hacer sostenible la vida. Esta crisis ha puesto en evidencia la importancia de los cuidados de la vida, que se centran en mayor proporción en las mujeres. El Estado debe hacerse cargo de velar por los cuidados que necesitan millones de personas.

5. Fortalecimiento de la prestación estatal de los servicios públicos comenzando por la salud y servicios domiciliarios.

6. Replanteamiento de los acuerdos comerciales que establecen globalización de la producción agraria e industrial en detrimento de las economías nacionales y los privilegios a los inversionistas sobre los Estados.

7. Revitalizar la integración regional en esquemas como UNASUR y CELAC, replantear el funcionamiento y objetivos de la CAN y Mercosur, que incluyan aspectos de cooperación económica, financiera, fiscal, sanitaria, migratoria, etc.

8. Democratización de la salida a la crisis. Las medidas para enfrentar la crisis por parte de los gobiernos se han dictado en medio de estados de excepción. Los confinamientos han recortados libertades individuales y colectivas. Se requiere salir de los mismos poniendo acento en justicia social e inclusión política.

  • Inclusión política a nivel de demandas y participación de las organizaciones sociales sindicales, de mujeres, feministas, indígenas, campesinas, ambientalistas, colectivos de jóvenes, las disidencias y diversidades sexuales, entre otros sectores.
  • Diálogo social y político con la protesta social previa a la crisis del Covid-19. Impulso a la búsqueda de una plataforma de acción común con las organizaciones sociales de la región y creación de asambleas sociales programáticas y espacios de articulación, diálogo y acción.
  • Promoción de economías alternativas al capitalismo neoliberal, colonial y patriarcal. La economía popular y solidaria, la economía feminista, la economía del cuidado, el Buen Vivir entre otras. Asimismo, la promoción de índices alternativos para vencer las limitaciones economicistas dominantes de ciertos índices clásicos de bienestar social que en realidad no lo expresan.

La concreción de este programa necesita un cambio en la articulación de las organizaciones sociales de la región. En esta crisis debemos construir un sujeto social continental, una fuerza transformadora que enfrente al poder de las élites, que apunte a un horizonte común de cambios profundos. Anhelamos esto y llamamos a todas las organizaciones del campo popular a trabajar en un esfuerzo unitario.

América Latina, mayo de 2020

Latindadd – Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social

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